el cielo no para de llorar...
se me rompe el corazón viéndole derramar lágrimas sin control
ahora entiendo a los míos
pero no que acabe con la vida,
con el espíritu de la Ciudad.
De Cabo a rabo
de rabo a hocico
el del lobo y el del mico
mas que hocico, pico.
Cuánta melancolía,
no me gusta esta sensación...
A veces creo que la deseo pero hoy compruebo que NO.
Responder tántas preguntas con tan poca seguridad...
normal que nadie confíe por mucho que sea real
El espíritu de Mozart se adueña de mis pies
en cada tacón plantado en éste extraño café
pero estoy segura que no podré vivir sin ella...
La inspiración no tiene precio,
el aire tiene color,
los mundos a veces son tán concretos...
los rincones tán secretos...
sin bandera,
sin maestros
repletos de espectros
rebosantes de salidas sin entradas conocidas
las únicas, las mías.
Rodeadas de eslabones
pero suaves sensaciones
cuando corres sin tropiezos
y no hay fines ni comienzos
todo fluye,
todo sigue...
como la lluvia
¡La lluvia es vida!
¡La vida sigue!
¡y nos persigue!
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